La Falta de Merecimiento
- publicado por María José Cabanillas
- Categorías Artículos
- Fecha mayo 22, 2020
Este sábado fui al teatro a ver Cyrano de Bergerac, y a parte de disfrutar la representación, no podía evitar observar como salía a la luz constantemente el niño herido de Cyrano, fácil observación por la magistral interpretación del actor, llena de VERDAD, que nos conecta con el dolor de un hombre, que se desprecia profundamente por el complejo de su gran nariz.
Al fin y al cabo hacemos lo que nos hacen y nos tratamos como nos trataron en nuestra más tierna infancia… y a Cyrano todas las mujeres le habían despreciado desde niño por su fealdad, su propia madre, sus hermanas…menos una mujer, su buena amiga desde la niñez; Roxana a la que él ama profundamente, pero…es una mujer muy bella.
Cyrano es un gran poeta le ofrecen hacer llegar sus versos al gran público, y mostrarle al mundo su talento, él dice que NO, otro autor se los apropia como si fueran suyos.
Tiene la posibilidad de confesar sus verdaderos sentimientos a Roxana, amarla libremente y ser amado por ella, a ella poco le importa su físico, de nuevo dice que NO, aparece otro apuesto caballero a quien Cyrano le escribe los versos que enamoran a Roxana…como dice el propio Cyrano;
“ASI ES MI VIDA, HE SIDO EL INVENTOR DE TODO Y AL QUE TODO EL MUNDO OLVIDA”
Hay algo a lo que no se niega, al combate constante, a batirse en duelo, a ir a la guerra, como gran soldado y espadachín que es, al fin y al cabo, es su forma de expresar esa ira contenida de su infancia.
El final de la obra (ficción pero con un personaje cuyo psiquismo es muy real) te conecta con la frustación, melancolía, y también nobleza y ternura de Cyrano de Bergerac, que pudo disfrutar de una vida plena llena de gozo, pero no lo hizo por su falta de amor a sí mismo, aunque ocurre algo muy hermoso y es justicia divina que así sea;
Cyrano está a punto de morir en los brazos de Roxana a la que sigue negando sus sentimientos por miedo al ridículo, al rechazo, por mucho que ella le implore sinceridad, pero…ya a punto de hacer el transito, su corazón deja de esconderse tras su mente y es capaz de pronunciar dos palabras a su amada como despedida, dos palabras que permanecían como un grito parado en el tiempo; AMOR MIO.
Demasiado sufrimiento por una falta de merecimiento.
Si vamos a ese niño interior y resolvemos enfrentar, ver y escuchar, con cariño y amor, las heridas de las que llevamos huyendo toda la vida, el tema comienza a resolverse y al corazón le salen alas, que nos permiten levantar el vuelo hacia un lugar donde se respira mejor.
“Me atrae un astro que en el cielo brilla, mido su altura, en mi ruindad reparo y por miedo al ridículo me paro a coger una humilde florecilla” Cyrano de Bergerac.
Gracias , Te Amo
María José Cabanillas (Alina)